¿Multas a los ayuntamientos que gastan más agua potable de la asignada?

El decreto de sequía convalidado recientemente prevé multas de entre 10.000 y 150.000 euros para los ayuntamientos que no respeten las dotaciones de agua que han sido establecidas para cada una de las fases de la sequía (alerta, excepcionalidad y emergencia).

Según las últimas previsiones, los próximos meses no serán tan lluviosos como para aliviar la situación actual de las reservas de agua en pantanos y embalses (por debajo del 30% de su capacidad), por lo que parece probable que las limitaciones en el consumo de agua no se detengan.

En la fase de alerta por sequía se asignó a los municipios una dotación máxima de 250 litros por persona y día, mientras que en la actual fase de excepcionalidad el tope máximo se ha situado en los 230 litros por persona y día.

Si se cumplen los pronósticos, cuando se alcance la fase de emergencia por sequía la dotación máxima por persona y día será de 200 litros, siempre con el objetivo de evitar que en un futuro próximo las restricciones acaben por afectar drásticamente los usos esenciales.

La Agencia Catalana del Agua (ACA) ha matizado que de estos 200 litros de agua por habitante y día los ciudadanos consumirían realmente entre 110 y 120 litros por día, porque el resto de agua sería para «las actividades económicas, el agua no registrada, los escapes y los usos urbanos»

¿Cuántos municipios rebasan actualmente los límites asignados de consumo de agua?

El decreto ley aprobado recientemente prevé sanciones de entre 10.000 y 150.000 euros para aquellos municipios que sobrepasen el límite máximo de consumo de agua asignado.

Sin embargo, según datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), 1 de cada 4 municipios de Barcelona y Girona (las zonas más afectadas por la sequía y la escasez hídrica) rebasan los límites y gastan más agua de la permitida.

¿Toda el agua “gastada” por los municipios es agua consumida?

Las últimas estimaciones indican que en Cataluña se pierde de media casi un 24% del agua potable (datos similares a los de la media del conjunto de España): concretamente, en 2022 se perdieron unos 134.300 millones de litros.

Es decir, aproximadamente 1 de cada 4 litros de agua potable, tratada y limpia introducida en el sistema de distribución urbano NO LLEGA A SU DESTINO o no es contabilizada.

Pero este dato que debería ser tan alarmante como escandaloso no es nuevo: durante los últimos 10 años, el porcentaje anual de agua no registrada (perdida, malgastada o no contabilizada) se ha mantenido prácticamente idéntico.

Agua no registrada: fugas reales y fugas aparentes

Las pérdidas de agua pueden ser fugas reales (pérdidas físicas resultado de roturas o averías en la red de suministro) o fugas aparentes (subcontaje, fraudes o consumos autorizados pero no registrados, como el consumo de agua utilizado para sofocar un incendio).

La media europea

Los datos relativos al agua “perdida” (no registrada) en los sistemas de distribución son similares a la media europea y, por ello, que se dilapide de media un 25% del agua potable se considera una cifra “aceptable”.

Si embargo, en nuestro país, donde el estrés hídrico es un mal endémico, el agua  no solo es un bien escaso, también es un bien muy caro.

El coste del agua

Una parte considerable del agua potable consumida, perdida o malgastada es aportada en Cataluña por dos desalinizadoras (Desalinizadora de la Tordera, ubicada en Blanes, y desalinizadora del Llobregat, la más grande de Europa) que actualmente harían posible inyectar “80 hm³ al año de recurso potable, que equivale al agua que consume toda la región metropolitana de Barcelona durante cuatro meses”.

El proceso de desalinización permite conseguir 45 litros de agua apta para el consumo de cada 100 litros de agua de mar, pero conlleva un consumo energético muy elevado (de media consume alrededor de 4 kWh por m3 de agua) que multiplica los costes de tratamiento, precisa de infraestructuras para trasladar el agua a las zonas donde es necesaria y, por todo ello, supone también un elevado coste ambiental.

Detectar las fugas mediante Inteligencia Artificial

Las soluciones de Inteligencia Artificial diseñadas por NEURITE Lab permiten detectar fugas aparentes (comportamiento anómalo del contador de un abonado) y fugas reales (en los sectores monitorizados de las redes de abastecimiento), y alertar de la anomalía a las compañías distribuidoras para que tomen las medidas oportunas y a tiempo.

DEFIA es un servicio especializado para:

  • Ayuntamientos
  • Administraciones de gestión del agua
  • Operadores del sistema de distribución y abastecimiento urbano
  • Centrales hidroeléctricas
  • Comunidades de regantes

En NEURITE utilizamos Redes Neuronales (Machine Learning) y Big Data (procesamiento de datos a gran escala) que permite analizar series de datos de alta frecuencia (P.ej. horaria) en decenas de miles de abonados en tiempo real.

Análisis gratuito de viabilidad

El servicio que proporciona NEURITE para la detección de fugas aparentes y fugas reales en los sectores  monitorizados de redes de abastecimiento se inicia con un análisis de viabilidad gratuito que no supone ningún coste para los organismos y compañías de gestión y distribución de agua.

Garantía de Excelencia

NEURITE ha sido reconocida con el SELLO PYME INNOVADORA por el Ministerio de Ciencia e Innovación y ha recibido el SELLO DE EXCELENCIA de la Unión Europea

NEURITE: Especialización, tecnología e innovación, con más de 30 años de experiencia trabajando con confederaciones hidrográficas y empresas suministradoras de agua.

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